El sol otea el cielo, observante, desafiante. Bajo mis pies,
la hierba me acaricia cautelosa. Una brisa, un tanto fría, trae un recuerdo, un
sentimiento, un nombre. Llámame loca, pero ha dicho tu nombre. Juego con la
memoria y con mis sentimientos a imaginar que sería de nosotros si no te
fueras, si te quedaras un tiempo más, o de como sería todo si esto hubiera
pasado hace un tiempo, cuando nuestra única preocupación era si iba a hacer
demasiado calor.
Me gusta jugar con tu mirada, despistarte, confundirte.
Sabes perfectamente por donde voy, pero nos gusta demasiado el juego. Al fin y
al cabo, estamos hechos de mas misma pasta.
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