Sentado ahí, ajeno al mundo exterior, a lo que te rodea, a
quien te rodea. Te crees todo lo que te dicen, mas puedes no creerte todo
aquello que ves. Tú, inmerecedor de este mi amor, amor no correspondido, sal de tu
cascarón y déjate querer, déjame quererte. Sal a caminar a mi lado, a mi vera. Ríete de mis
gracias, enamórame con tu mirada, mas cuando salga el sol por la mañana, asegúrate
de que sigo a tu lado, apoyada en tu almohada, esa almohada que tanto recuerdos, besos y caricias a guardado como secreto. Quiéreme, no necesites motivos. No
temas las palabras de otra boca que no sea la mia. Siéntate conmigo a ver pasar
el tiempo, los recuerdos, y recuerda que el sol es nuestro aliado si alguna vez
nos vemos a oscuras. Creemos un camino para los dos, sendas inseparables, y que
llegue hasta los confines de la tierra, de nuestra tierra. ¿De qué tienes
miedo? Olvida que existe lo demás, los
demás, y empieza a vivir esta historia que ya empezando está.
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