Un reloj parado en mi muñeca marca las 8, quien sabe si de
la mañana o de la tarde. La pila hace días que se gastó, casi tanto como
nuestros labios. Por tu ventana comienzan a entrar los primeros rayos de sol
del día. No se donde se esconden esas noches eternas de las que todo el mundo
habla, mas no me voy a quejar pues las noches a tu lado suelen ser, cuanto
menos, idílicas.
Qué fácil sería vivir como el reloj, parado siempre en un
mismo instante. Dejar pasar las estaciones, las canciones, los problemas y
complicaciones. Mirar y ver que estás ahí, tranquilo, paciente, siempre a mi lado. Ganémonos la eternidad a
caricias, besos y abrazos, y por si la pila guardaba aún algo de vida, procura
no moverte de aquí, de mi lado.
Me hiciste una pregunta y no te he respondido aún.
Sí, yo también te echaré de menos.
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