5.09.2012

Con D de Dolor.


Y ahora resulta que tú estás ahí, y yo estoy aquí, como si fuéramos dos extraños más que se encuentran por la calle, uno en cada lado de la acera de la vida. 

El tiempo corre,… ¿Qué digo corre?  ¡Vuela! Parece que fue ayer cuando dos perfectos desconocidos se cruzaron en ese camino que les llevo al más remoto de los finales felices. Pues  después de todo, y aunque esto se adivine como un final, no diré que ha sido triste, pues tu presencia invade cada recoveco de mi ser, y cuando camino, aunque ya no estemos unidos, tú siempre me acompañas. Filosofía de la vida es saber que los caminos que nos llevan aquí y allá en nuestra andadura, son senderos ya hechos sin posibilidad de cambio, que unas veces se unen y otras se separan. Por un largo periodo de tiempo, nuestros caminos siguieron tan juntos que, en cierto momento, llegue incluso a pensar que se estaban juntando tanto que al final terminarían siendo uno solo. Ilusa. Aunque ahora parece que se están separando demasiado, he de decir, que creo que el destino, cruel amigo y fiel enemigo, se encargará de que, quién sabe cuando, ambos senderos se unan de nuevo para, esta vez sí, no separarse nunca.

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